Uribe jefe supremo de los paramilitares
Un Presidente nervioso, asustado, dominado por la pasión y la ira contra sus adversarios políticos. Esto ha agravado profundamente la tranquilidad nacional y estimulado la ola de crímenes que se han venido cometiendo en diversas regiones de la República, escribe Apolinar Díaz-Callejas.
[Apolinar Díaz – Callejas ]
La terquedad e individualismo del presidente Álvaro Uribe Vélez han llevado a la más profunda crisis y parálisis real del proceso de paz que se ha venido desarrollando en varios años. La realidad en este momento es que se ha incrementado la violencia y que hay constantes asesinatos de personas ligadas a víctimas de la misma, a la vez que se divulga por todos los medios la abierta reorganización y actividad de varios miles de personas ligadas a la guerra desatada por los grupos paramilitares. Es una ruptura real y unilateral de los supuestos acuerdos del gobierno con los grupos paramilitares. Aun cuando la única prensa nacional que existe en el país no recoge esos hechos, en cambio los periódicos y medios de expresión regionales, están informando y denunciando día a día todos los crímenes que se siguen cometiendo en la nación. El jefe paramilitar Salvatore Mancuso reconoce que 5.000 ex “paras” se estaban rearmando, a la vez que la Alta Consejería Presidencial para la Reintegración dice no saber donde se encuentran y qué hacen 4.731 ex “paras”.
Entre tanto, el presidente Uribe se ha lanzado con toda su agresividad personal contra dirigentes políticos liberales y del Polo Democrático. El anuncio de hace varias semanas del Senador Gustavo Petro, del Polo Democrático Alternativo, de un debate en el Senado de la República sobre el paramilitarismo en el departamento de Antioquia, donde el presidente Uribe fué Gobernador y organizó guardias campesinas armadas al estilo del presidente peruano Fujimori, a la vez que ha sido dirigente político de esa región, ha desatado la ira irracional del presidente Uribe contra todos sus opositores políticos, ante la sorpresa e indignación de la opinión pública general de Colombia. De la misma manera, el presidente Uribe Vélez se ha ido lanza en ristre contra los dirigentes del Partido Liberal que es parte sustancial de la oposición a su gobierno. La opinión pública ha venido rechazando esta conducta, que muestra a un Presidente nervioso, asustado, dominado por la pasión y la ira contra sus adversarios políticos. Esto ha agravado profundamente la tranquilidad nacional y estimulado la ola de crímenes que se han venido cometiendo en diversas regiones de la República.
El consejero y presidente de la Comisión Nacional de Reparación a las Víctimas, Eduardo Pizarro Leóngómez, expresó en Montería, donde fué asesinada la líder de las víctimas de los paramilitares, Yolanda Izquierdo Berrío, que es muy preocupante ese hecho “porque las víctimas no pueden ser doblemente victimizadas, las víctimas ya sufrieron de asesinatos, expropiación de bienes, las mujeres fueron violadas, desaparecidos sus familiares y no podemos permitir que vuelvan a sufrir otros crímenes”. Denunció las muchas amenazas en la Costa Caribe, especialmente Córdoba, Sucre y en Norte de Santander y parte de Antioquia. Esta es la realidad nacional que el presidente Uribe quiere encubrir en su guerra verbal contra los dirigentes del Polo Democrático Alternativo y del Partido Liberal.
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