La piedra contra Petro

Como no disparó contra nadie, lo acusan de "guerrillero mediocre".
Hace unos días resonó por la Feria Internacional del Libro de Bogotá la noticia de que el poeta nadaísta Eduardo Escobar había muerto. A mi casa llegó la fatal llamada, tumbándome de la silla con el peso del lagrimón. Lo percibí solo y frío en su finca de San Francisco ante el último libro, o frente a la pantalla de su computador tratando de arrancarle la última página. Cuando hice tímidamente el intento de llamarlo y me contestó 'el muerto', no tuve de otra que insultarlo por el susto causado. Es el amigo que más quiero, quien maneja un estilo de lujo que me proporciona las mayores complacencias cuando no trata de política, y con quien he tenido saludables confrontaciones -contado un episodio de lucha libre-, que nunca han afectado nuestra amistad.
La noticia mortuoria, oportunamente aclarada, se ha visto rebasada con el artículo -publicado ayer en EL TIEMPO, bajo el título 'Un error de cálculo'- en el que el poeta, de nuevo, se toma el trabajo de defender al presidente Uribe -esta vez de la andanada de acusaciones del senador Petro con respecto al 'paramilitarismo' en Antioquia, que lo tienen contra la cuerdas-.
Acude Eduardo a las mismas artimañas de los fracasados defensores del presidente en el Congreso, de acusar al acusador por su procedencia subversiva. Cuando el M-19 fue la guerrilla que, a pesar de sus errores (qué guerrilla persistente no los comete), hizo el juego redondo y se ganó la constitucionalidad después de entregar las armas. Y no importa que el ex guerrillero Petro no le haya disparado a nadie, lo que da para que desde Palacio lo acusen de "guerrillero mediocre y de cafetín".
El nadaísmo se creó hace 50 años para denunciar la farsa de la política. Los nadaístas, por tanto, hemos cometido errores políticos cuando nos aproximamos a alguno. Sea de derecha, centro o izquierda. Así se acrecentó nuestro desprestigio. Cuando el profeta Gonzalo Arango, en el discurso de bautizo y botadura del barco 'Gloria' en Cartagena, llamó al presidente Carlos Lleras 'poeta de la acción', indignados, Eduardo Escobar y yo lo expulsamos del movimiento. Nunca nos hemos expulsado a nosotros mismos.
Después de haber subsistido a la muerte de las ideologías, precisamente por falta de definiciones, el nadaísmo no es ya el movimiento anarquista que nos propusimos. Cada uno quedó en libertad de actuar a su antojo. Así, Pablus Gallinazo, Patricia Ariza, Jaime Espinel, mantienen su ideario de izquierda, Jaime Jaramillo Escobar, su marginación de la comunidad aunque escribe los poemas de reclamo social más contundentes de la época, Elmo Valencia graba sus canciones y publica su revista para seguir viviendo del muerto, y yo le estoy caminando a Cristo, en una piadosa traición que no me perdonan mis aliados de los profundos infiernos.
Pero la actitud de Eduardo es infamante para quienes no comulgamos con su uribismo a ultranza, y es preciso decírselo, que somos todos los otros. Ni al mismo Presidente le hace falta defensa tan lisonjera. Así por el correo virtual se exprese con felicitaciones la mitad de los colombianos que está 'matada' por el Presidente, porque a la otra mitad la vienen asesinando los 'paras'. Al respecto, en la misma edición de EL TIEMPO de ayer se publica un espeluznante informe sobre los cursos para descuartizar que daban las Auc y los 10.000 sepultados que andan buscándose.
Cita Eduardo las palabras de Laureano Gómez con respecto a las denuncias de Petro: "Calumnien, que de la calumnia algo queda". Hay otras peores, atribuidas al mismo líder, y es la de "Tapen, tapen". Que es lo que ahora parece que hace el poeta con ínfulas palaciegas.
Escobar ha cortado ostensiblemente con los ideales del Che y con sus propios poemas, a los que ahora repudia. Y si anda pregonando que nuestro abominado Carrasquilla es un segundo Shakespeare, sería bueno saber también qué piensa ahora del nadaísmo.
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Jotamario Arbeláez